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| Enrique Ochoa Reza, dirigente nacional del PRI |
Por Raymundo León Verde
La visita este viernes de
Enrique Ochoa Reza, nuevo dirigente nacional del Partido Revolucionario
Institucional (PRI), despierta sin lugar a dudas una gran curiosidad para ver
si es capaz de unificar a un partido que a todas luces se encuentra divido, no
de ahora, sino prácticamente desde que perdió la gubernatura en 1999, a manos
del ex priista Leonel Cota Montaño.
Hoy las huestes de Ricardo
Barroso Agramont y de Isaías González Cuevas mantienen al PRI en conflicto, no
mencionamos a las de Esthela Ponce Beltrán, porque están ocupadas en el
quehacer de defenderse de las acusaciones que pesan en su contra, luego de que
la administración de Armando Martínez Vega ha presentado denuncias de malos
manejos administrativos y financieros en el ayuntamiento de La Paz tanto de
recursos municipales como federales.
Hemos mencionado en otras
ocasiones que la transición política de Baja California Sur que puede
presumirse como democracia, en realidad es ficticia, una guerra de intereses
particulares y de grupo sobre los colectivos de lo que en otro tiempo fue el
partido hegemónico en el estado.
Una transición caracterizada
por el trapecismo político y que refleja claramente que en esta entidad la
disciplina partidista en todos los institutos políticos o no existe o es muy
frágil. Muchos actores de la vida política del estado no dudan en cambiarse de
camiseta de un día para otro con tal que conseguir sus objetivos y de los
grupos que los representan. Por eso se dice que aquí la gente vota por las
personas y los grupos, no por los partidos, y eso es una realidad.
Empero, ese no es un escenario
propio del estado, es un reflejo nacional, donde los priistas como Andrés
Manuel López Obrador y muchos otros se volvieron perredistas y luego lo que sea
con tal de mantenerse en la jugada política.
Esa falta de disciplina
partidista, de trapecismo político, de ambiciones personales y de grupo sobre
el interés colectivo tiene al PRI en crisis desde hace casi dos décadas y la
última elección local, pues qué decir, el peor de sus resultados en todos estos
años, de plano el PAN casi los borró del mapa político, bueno, también a los
partidos de izquierda y demás.
No ganar ninguna de las
presidencias municipales, ni siquiera retener las presidencias municipales de
La Paz y Loreto, y conseguir sólo una diputación de 16 de mayoría hablando de
elecciones locales, pues no es para presumir. Errores, los hubo y muchos, pero
en el fondo como en otras ocasiones, el principal, es el divisionismo que
prevalece en ese instituto político.
La última escenita del PRI en
la que por instrucciones del senador Ricardo Barroso Agramont quiso imponer a
un dirigente en el Comité Municipal de Comondú, y la obvia molestia de las
huestes de Isaías González Cuevas son una muestra de que en ese partido no hay
mucha disciplina, aunque claro que en ello contribuye el desorden que hay a
nivel nacional, en que muchos comités estatales y municipales no se han
renovado en tiempo y forma.
La participación del delegado
del CEN del PRI, Héctor Guevara, como apagafuegos finalmente evitó que se
consumara la imposición y con ello que el divisionismo explotara a otros
niveles como toma de edificios y demás, recordando aquella etapa en la que hubo
dos dirigencias del PRI en el estado, la oficial y la alternativa encabezada
por las huestes de la CROC, cuyo propósito de lograr la dirigencia estatal no
es nueva.
En fin, el hecho es que
Enrique Ochoa Reza llega este viernes al estado, en particular a La Paz, para
encabezar algunos eventos donde seguramente estarán presentes los grupos
antagónicos, juntos, pero no revueltos, por lo que en la tarea del dirigente
nacional del PRI no bastara el discurso de unidad, pues a palabras vanas oídos
sordos. Tendrá que confrontar los grupos y lograr acuerdos y equilibrios, para
evitar el fuego amigo.
Se requiere que el PRI
nacional realmente fije su mirada en Baja California Sur, de lo contrario, su
perspectiva no es nada buena hacia las elecciones del 2018 con todo y que en
ella se empatará la elección presidencial que seguramente tendrá efectos sobre
los electores.






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