Por Raymundo León
Baja California Sur padece estrés hídrico severo porque es el estado
más árido del país, además de que ha prevalecido la escasez de lluvias en los
últimos años, el aumento de la población por el desarrollo turístico, y la
falta de cobertura universal en los servicios de agua potable y saneamiento,
señaló la doctora María Z. Flores López, responsable de la carrera de gestión y
ciencia del agua de la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS).
La especialista, quien pertenece al departamento académico de ciencias
de la tierra, explicó que este estado de 798 mil 447 habitantes (INEGI 2020) se
encuentra en una franja alrededor del planeta que se denomina “cinturón de los
desiertos”, donde el régimen de lluvias es muy escaso; pero además enfrenta la
incertidumbre del clima con relación al impacto de los ciclones tropicales y
las sequías.
Manifestó que todo el territorio estatal padece desabasto de agua
potable en mayor o menor medida, pero sobre todo los municipios de Loreto, La
Paz y Los Cabos.
Estos dos últimos, dijo, cuentan con un sistema de tuberías colapsado,
por lo que el 40 por ciento del recurso se pierde en filtraciones; además ambos
requieren un “reordenamiento territorial urgente” porque la población aumenta,
pero el suministro de agua no está garantizado en los próximos 20 años.
Explicó que en estas demarcaciones, así como en Loreto, se maneja un
esquema de “tandeo” para distribuir el líquido, y en zonas donde no hay
cobertura de la red se recurre al abasto con pipas, “lo que representa un
negocio impresionante”.
La investigadora consideró que las autoridades han establecido planes
de manejo y estrategias para resolver los problemas del agua en Baja California
Sur, pero se requiere más financiamiento para monitorear las lluvias, instalar
estaciones climatológicas, construir infraestructura hidráulica para detener el
agua en la parte alta de las cuencas y propiciar la recarga de los acuíferos,
ya que es una pena que no se aproveche el agua de lluvias y los escurrimientos
desemboquen en el mar.
Aseveró que también falta cultura del agua y contar con personal
capacitado que esté al frente de las decisiones sobre los temas hídricos, que
conozca las cuencas y los acuíferos sudcalifornianos.
Comentó que la desalinización de agua de mar es una alternativa para
resolver los problemas de abasto en el estado, pero tiene sus “bemoles”.
En el sistema mexicano, explicó, tendemos a tecnologías y procesos que
son demasiado específicos y complejos, por lo que no se garantiza que se
mantengan a lo largo de los años, es decir, comienzan bien, pero después surgen
los problemas de presupuesto para seguirlos operando.
Señaló que la desalinización es un tema delicado porque el estado se
encuentra rodeado por el Océano Pacífico y el Golfo de California, con una
biota y ecosistemas muy frágiles y vulnerables, por lo que no se han hecho
estudios del impacto que tendría la salmuera.
También, dijo, hay que contemplar la inversión en energía que conlleva
este tipo de plantas potabilizadoras, porque Baja California Sur no es
autosustentable en materia energética.
En cuanto a las presas ubicadas en Baja California Sur, advirtió que se
encuentran azolvadas y no operan hidráulicamente al cien por ciento.
De acuerdo al boletín meteorológico de Conagua para BCS, a mediados de
mayo, las presas La Palma, General Agustín Olachea Avilés, Buena Mujer, Alberto
Andrés Alvarado Arámburo, Ihuagil y San Lázaro tenían almacenados 26.6 millones
de metros cúbicos de agua, de un total de 52.7 millones, lo que representa el
48.6 por ciento.
San Lázaro se encontraba al 100 por ciento de capacidad, pero Ihuagil
estaba en cero.
La catedrática precisó que Baja California Sur cuenta con 39 acuíferos,
la mayoría sobreexplotados, sobre todo el de La Paz que en 2020 tuvo un déficit
de 7.8 millones de metros cúbicos, por lo que ya no se deben otorgar más
concesiones de extracción.
Si Baja California Sur continúa con el actual esquema depredador del
agua se llegará a un estado de “no retorno”, lo que significa que el tandeo de
agua ya no sería llevadero y se pondría límite a las actividades turísticas y
de recreación, advirtió.
“Nadie sabe en qué año va a suceder, no conocemos nuestros
almacenamientos con exactitud, pero lo que sí podemos asegurar es que si
seguimos en el mismo esquema de no concientizar a la población, de no tener
otro modelo agrícola más sostenible con el medio ambiente, de que el
ordenamiento territorial sea una realidad para La Paz y Los Cabos, y que
existan mayores datos de las cuencas y los acuíferos, si eso no mejora de aquí
a 20 años, el escenario será desolador”, puntualizó.
El agua es estratégica para BCS
El Programa Hídrico Regional Península de Baja California (2021-2024),
publicado recientemente, precisa que esta entidad tiene una precipitación
promedio menor a los 200 mm por año.
El clima es seco desértico en las partes bajas; la temperatura máxima
sobrepasa los 40°C en verano y la mínima, menos de 0°C en invierno; sólo en la
región de Los Cabos el clima es cálido sub-húmedo, influido por los ciclones
tropicales en el periodo de mayo a noviembre.
No existen ríos importantes que tengan flujos superficiales de forma
permanente, sino arroyos intermitentes, donde el agua escurre sólo en la época
de lluvias. Debido a esta situación, el agua subterránea representa la única
fuente confiable de agua para Baja California Sur.
Derivado de los foros del agua celebrados en los cinco municipios, el
documento sostiene que el uso del agua debe ser considerado estratégico, pues
de él depende la seguridad de la vida humana en esta entidad.
Advierte que “no tenemos más agua que la disponible en los acuíferos y
estos han sufrido una sobreexplotación histórica que pone en riesgo la calidad
del agua debido a la intrusión salina. Además padecen contaminación de diversa
índole, principalmente por coliformes (por las descargas de aguas residuales),
metales pesados (generalmente debido a la lixiviación de las explotaciones
mineras y otros existentes de manera natural en el sustrato) y por
agroquímicos”.
Señala que el uso de agua en Baja California Sur ha sido irresponsable
e irracional, como si abundara y fuera infinita, lo cual es una percepción
falsa.
Recomienda revertir esa tendencia y priorizar su uso humano equitativo,
entendido como el uso doméstico basado en una distribución igualitaria, para lo
cual será indispensable modificar desde los hábitos ciudadanos hasta la
legislación estatal, así como las políticas públicas y las actividades
económicas.
Esto en términos de un programa hídrico implica cuestionar la
legitimidad de las concesiones y de los usos llamados públicos urbanos.
Precisa que el Registro Público de Derechos de Agua (REPDA) tiene
contabilizados 5,151 títulos de concesión otorgados por el Ejecutivo Federal a
través de CONAGUA y sus organismos de cuenca. De esos, 2,095 son múltiples;
1,280 pecuarios; 1,024 agrícolas, 468 de servicios; y 179 domésticos. Lo
anterior representa una diferencia de 509 títulos concesionados que pudieran no
estar operando en el mejor de los casos.
El documento expone que en la década de los noventas la agricultura
sudcaliforniana alcanzó un máximo histórico de 75 mil hectáreas de cultivo,
pero hoy en día debido a la limitante del agua y su sobreexplotación, apenas
llega a las 40 mil.
Acuífero sobreexplotado y fugas en La Paz
El director general del Organismo Operador Municipal del Sistema de
Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento de La Paz (OOMSAPAS), Mario Gálvez
Gámez, señaló que el principal acuífero de este municipio tiene una capacidad
de recarga de 28 millones de metros cúbicos al año, pero actualmente presenta un
déficit de 8 millones que tiende a aumentar debido al crecimiento de la ciudad.
Mencionó que derivado de la sobreexplotación el acuífero cada vez está
más profundo y hoy se encuentra 50 metros por abajo del nivel medio del mar, lo
que provoca que el agua marina avance tierra adentro y degrade la calidad del
agua potable.
Dijo que para abastecer esta ciudad de 250 mil 141 habitantes (INEGI
2020), cuentan con un sistema de 38 pozos conectados a través de acueductos a
los acuíferos de La Paz, El Carrizal y Ejido Alfredo B. Bonfil, por lo que el
suministro alcanza los 950 litros por segundo, lo que equivale a 200 litros
diarios por habitante.
Precisó que la cobertura de la red alcanza el 96 por ciento de la
mancha urbana, quedando un cuatro por ciento en manos del servicio de pipas del
OOMSAPAS que lleva el agua a aquellas colonias que no tienen tubería,
principalmente porque tienen problemas de tenencia de la tierra.
Puntualizó que La Paz tiene pérdidas del 25 por ciento en el servicio
de agua por fugas en la red de distribución, y un porcentaje similar dentro de
los domicilios, donde existe fuga o desperdicio, lo que se agrava porque no hay
una contabilidad exacta del agua, ya que sólo se mide el 34 por ciento de las
tomas y la mayor parte de los usuarios paga una cuota fija de 12 pesos por
metro cúbico.
Ante estas circunstancias, la apuesta inmediata del ayuntamiento de La
Paz y el organismo operador de agua es la sectorización de la ciudad, la
identificación y reparación oportuna de fugas, una mayor medición y la
concientización de la población para que use menos y mejor el recurso hídrico.
El directivo manifestó su preocupación por el agotamiento y degradación
actual del acuífero de La Paz, el cual surte al OOMSAPAS de 25 millones de
litros de agua al año, por lo que es necesario buscar fuentes alternativas,
aprovechar las aguas superficiales generadas por las lluvias, construir presas
y contemplar la posibilidad de plantas desalinizadoras.
Apuesta por la desalinización en Los Cabos
Los Cabos es el municipio más poblado de Baja California
Sur con 351 mil 111 habitantes (INEGI 2020), pero además recibe más de tres millones de turistas cada año, lo que representa un desafío en materia de dotación de servicios públicos,
pero en especial del agua potable.
Desde hace 15 años comenzaron con la apuesta por la desalinización de
agua de mar, a través de una planta privada instalada en Cabo San Lucas.
El pasado 8 de abril, el Congreso del estado de Baja California Sur
aprobó la ampliación de la planta que opera la empresa coreana
Promaqua, la cual invertirá 1,641 millones de pesos para aumentar la producción
de agua que vende al municipio de Los Cabos, de 200 a 605 litros por segundo,
en un plazo de dos años.
Los Cabos, catalogado como un destino premier de turismo por la
calidad de sus servicios turísticos y las tarifas más caras de México, padece
un déficit de 400 litros por segundo, lo que provoca retrasos de varias semanas
en el suministro del líquido a algunas colonias de Cabo San Lucas.
El director de Oomsapas Los Cabos, Ismael Rodríguez Piña, informó que esa
demarcación tiene un crecimiento demográfico de 13 por ciento anual, por lo que
la ampliación de la planta es una alternativa para resolver el faltante.
Explicó que junto con este proyecto se trabajará en la mejora integral
de las redes de distribución de agua potable, a fin de que el agua que llega a
los domicilios pase de 68 a 75 por ciento.
Precisó que el Oomsapas paga a Promaqua 29.04 pesos por cada metro que
produce. La proyección, ya con la ampliación, es que en 2024 el costo se eleve
a 29.98 pesos, por lo que se realizan estudios para determinar cuánto pagarán
los usuarios domésticos y los desarrolladores turísticos para lograr un
equilibrio financiero.
El 2 de mayo, el alcalde de Los Cabos, Óscar Leggs Castro, y el
gobernador, Víctor Manuel Castro Cosío, firmaron el convenio modificatorio del
proyecto de otra planta desalinizadora para ese municipio que producirá 200
litros por segundo. Esta obra fue aprobada por la legislatura anterior, pero
quedaban pendientes algunos trámites con la federación que ya se retomaron.
Hasta marzo de este año el abasto de Los Cabos era de 1,050
litros por segundo, de manera que con las nuevas obras se espera llegar a 1,655 litros por segundo en 2024.








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