El espécimen, que fue descubierto hace aproximadamente 2 décadas, pertenece al oligoceno tardío, cuyo límite temporal se estima alrededor de los 30 millones de años atrás, época donde se observa una gran diversidad de misticetos dentados como desdentados.
Desde su descubrimiento, al fósil se le hicieron estudios desde el área antropológica, geológica y biológica. La joven egresada llevó a cabo trabajos de eliminación de roca sedimentaria utilizando diferentes técnicas para minimizar el daño hacia el mismo.
El procedimiento se hizo con ácido acético y con una máquina de espuma neumática. Una vez limpio, el fósil fue descrito y medido para posteriormente ser comparado con otras especies descubiertas para encontrar similitudes.
Los resultados han determinado que esta especie se encontraba en una transición evolutiva entre los odontocetos y los misticetos, lo cual quiere decir que el espécimen estaba en el proceso de perder los dientes y adquirir las barbas que hoy en día caracterizan a las ballenas.
La universitaria ubica al ejemplar estudiado en la súperfamilia extinta de cetáceos, Aetiocetidae, ya que presenta piezas dentales bien desarrolladas en el estadio adulto, aunque observa también ciertas diferencias anatómicas con respecto a las especies que conforman este grupo.
Por ejemplo, explica en sus conclusiones la joven universitaria, el cráneo presenta una longitud mayor y una ornamentación muy marcada en su dentición, que hace referencia que se trate de un individuo menos derivado que otras especies del género Aetiocetus. Además, la región del premaxilar no se encuentra aplanada, el supraorbital es casi simétrico, la región del temporal es más ancha y no presenta una cresta en la región del supraoccipital.
Dada esta situación, Azucena Solís propone al ejemplar como un nuevo género y especie de cetáceo. Asimismo, recomienda en su estudio impulsar nuevos proyectos sobre el estudio en este tipo de afloramientos ricos en fósiles, por su alto valor en conocimiento sobre la evolución y dinámica de estos mares antiguos.
Este conocimiento, asegura, permitirá tener una mayor comprensión sobre los cetáceos, como consecuencia de ello en un futuro se podría llevar a cabo un mejor manejo de su hábitat, así como llevar este conocimiento a la sociedad para crear conciencia con el objetivo de cuidar los recursos naturales y el patrimonio cultural.
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