Los delfines, al igual que otros animales, utilizan el sonido como su principal forma de comunicación, puesto que su visión se encuentra muy limitada dentro del agua. De manera general, tienen la capacidad de producir dos tipos de sonido: click y silbidos.
De
acuerdo con Mario Márquez Segovia, estudiante de la Maestría en Ciencias
Marinas y Costeras de la Universidad Autónoma de Baja California Sur, los
primeros son pulsos de una duración corta y de frecuencias altas (hasta 130
Khz) que nosotros, los humanos, somos incapaces de percibir, y que ellos los
utilizan en el proceso de la eco-localización para detectar el ambiente que los
rodea y buscar su alimento.
Cuando
un delfín produce un “click”, éste viaja a través del agua hasta rebotar con
algún objeto y es recibido nuevamente por el delfín. El sonido pasa por el oído
y después llega al cerebro donde la señal es interpretada, lo que le permite
conocer varios aspectos del objeto de interés como la distancia a la que se
encuentra y el tamaño que tiene.
Por
otra parte, el universitario refiere que los silbidos son sonidos que utilizan
los delfines principalmente cuando están socializando entre ellos; además
sirven para coordinar movimientos de caza y facilitar la cohesión de los
grupos.
“Resultan
más complejos que los clicks, ya que pueden llegar a tener una duración de
varios segundos y presentar una frecuencia modulada. Para los oídos humanos
está comunicación se escucha como el silbido de una persona, motivo por el cual
lleva ese nombre”, detalló.
Señaló
que existe un tipo de silbido conocido como “silbido firma”, que funciona como
un nombre para estos organismos, ya que cada individuo posee uno distinto y le
sirve para identificarse entre el resto del grupo.
Aunque
se desconoce si todas las especies de delfines presentan este tipo de silbidos,
indicó que, al menos, se sabe que las toninas y tursiones sí poseen está
característica.
Finalmente,
Márquez Segovia apuntó que, debido a que los delfines pasan la mayor parte del
tiempo debajo del agua, el uso de la acústica como herramienta para su estudio
nos permite conocer aspectos ecológicos y conductuales que no nos resulta
posible estudiar desde la superficie, con lo cual se pueden realizar propuestas
para el manejo y la conservación de estos animales.
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