lunes, 26 de diciembre de 2016

SUBCALIFORNIA: La ciudad sin mujeres

Escultura de sirena en el malecón de La Paz

Por Michel Olachea

Los espacios que habitamos, y en los que nos desenvolvemos cotidianamente, son espacios construidos social y culturalmente. Esta atribución de significados influye en la vivencia y en el conocimiento que tienen las personas de los entornos urbanos o rurales, es por eso que una manera de conocer la idiosincrasia de las comunidades consiste, precisamente, en recorrer sus calles.
Las calles nos hablan sobre los gustos de sus habitantes, sus festividades, sus creencias, pero también de las relaciones de poder y desigualdad que los atraviesan. Un ejemplo de la materialización cultural de una sociedad son sus monumentos y esculturas, que se construyen y erigen en lugares públicos para dejar testimonio de acontecimientos importantes, de la vida de personajes célebres o para destacar la identidad de las poblaciones. Además, con el tiempo, los monumentos y esculturas se vuelven memoria histórica.
¿Cómo se encuentra representada la mujer o colectivos de mujeres en las principales ciudades y poblados de Baja California Sur? Fue una pregunta lanzada hace poco en redes sociales, cuyas respuestas nos hacen reflexionar sobre el papel que se ha asignado a las mujeres en la entidad y la magnitud de la violencia simbólica a la que se ven sometidas.
Los encuestados refirieron la existencia de, por lo menos, cuatro monumentos “A la Madre” -o en homenaje a las madres sudcalifornianas. De éstos, dos se ubican en La Paz, uno dentro del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) de la Colonia Esterito y otro en la intersección de las calles de Padre Kino y 5 de Febrero (monumento de cantera que, según señalan, le falta el hijo que tenía en su regazo); mientras que las dos esculturas restantes se ubican en Miraflores en Los Cabos y en Ciudad Constitución en Comondú.
También fueron mencionadas las dos esculturas de sirenas y una mujer caracola sobre el Malecón costero de La Paz; un monumento construido por las Mujeres Profesionistas en la Avenida 5 de Febrero así como el monumento a Rosaura Zapata Cano en la Rotonda de los Sudcalifornianos Ilustres en la misma ciudad.
Tal parece que a las mujeres sudcalifornianas se les distingue por su amor maternal, pero también por ser ficcionadas como seres mitológicos, lo que las coloca en plano de pseudo-mujeres. ¿Acaso no han incursionado en las diferentes ramas de la vida social, artística, académica, política, en la historia y presente? ¿dónde están? ¿por qué no sabemos de ellas? La imposibilidad de reconocer a las otras termina por traducirse en desmemoria colectiva.
Sin embargo, donde sí figuran las mujeres es en el sinnúmero de espectaculares y publicidad sexista (de mujeres atractivas, semidesnudas o con connotaciones sexuales que las reducen a objetos) con la intención de vender artículos o servicios. Además de que, curiosamente, existen más establecimientos como bares o cantinas con nombres femeninos que masculinos.
México es uno de los países de Latinoamérica que cuenta con una legislación de avanzada en protección a los derechos humanos de las mujeres pero, desafortunadamente, ésta no es aplicada como debería por quienes están en los despachos públicos. La generación de espacios que garanticen una ciudad habitable para ellas es uno de los principales retos.
Algunas alternativas podrían incluir la regulación de anuncios y publicidad sexista; la difusión de diversas expresiones artísticas -realizadas por mujeres- que reflejen el sentir de las propias mujeres así como la planificación urbana con representación de colectivos de mujeres.
Las mujeres deben ser escuchadas y sus necesidades atendidas para mejorar su experiencia de vida en la ciudad y zonas rurales, situación que contribuye a la igualdad social. Para que las mujeres nos hablen a través de las calles es indispensable que les reconozca como actoras indispensables en la sociedad sudcaliforniana.

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