viernes, 20 de noviembre de 2015

Partidos políticos, ¿debacle o renovación?

Por Andrés Liceaga Gómez 

El Sistema Político Mexicano se ha autodenominado como un pluripartidismo moderado. Un sistema político que ha tenido aciertos y errores, cambios y transformaciones a lo largo de la vida posrevolucionaria de la nación. 

Un parteaguas importante para este sistema, fue sin duda la alternancia del poder que tuvo lugar hace quince años; no me refiero a algún logro del partido político que ganó las elecciones en aquel tiempo, sino a que la alternancia por sí sola desencadenó cambios en el sentir del ciudadano y en el propio sistema político. 

La consolidación democrática de nuestro país, para algunos especialistas, no es más que un sueño; mientras que para otros, ésta se encuentra en una etapa de fortalecimiento. Lo que es cierto es que en las últimas dos décadas, la democracia ha tenido importantes avances. 

Estos avances permitieron, entre otras cosas, que desde 1997 ningún partido político se ostente con la mayoría absoluta de representantes en la Cámara de Diputados. Hemos sido testigos de distintos acontecimientos que dan muestra de estos avances. Por ejemplo, la izquierda mexicana ha logrado en legislaturas anteriores, ser la segunda fuerza política en el Congreso de la Unión. 

Hasta el año pasado, los tres principales partidos políticos estaban en la carrera por el poder. La situación cambió en la elección federal de junio pasado. Entró a la competencia el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), que aunque ocupó el cuarto lugar en la votación nacional después del PRD, no debe ser minimizado, por su amplia posibilidad de crecimiento en 2018. 

Pero aún más importante, tras la Reforma Político-Electoral enviada por el Presidente de la República y aprobada por el Poder Legislativo, entraron en vigor las candidaturas independientes. Con ello, un número importante de candidatos independientes lograron ser 

electos con la mayoría de los votos, como es el caso de Jaime "El Bronco" Rodríguez Calderón, ahora Gobernador de Nuevo León, y el expanista Manuel Clouthier Carrillo, quien obtuvo la victoria electoral en el quinto distrito de Sinaloa, lo que le aseguró una curul en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. Además, a ellos se suman algunos candidatos independientes a presidentes municipales y a diputados locales que también obtuvieron el triunfo en las urnas. 

Ahora, los partidos políticos mexicanos tienen un reto sin precedentes. Un desafío no sólo entre ellos mismos, sino también con los candidatos independientes y con la apreciación que les merezcan los ciudadanos. Con los independientes en la jugada, los partidos tendrán una mayor competencia que los obligará a mejorar su oferta política. 

No cabe duda que las candidaturas independientes vienen a mermar los resultados electorales de los partidos políticos, pero son un par de resultados los que pueden tener lugar: que únicamente les arrebaten algunos espacios en el Congreso, o que definitivamente los independientes se conviertan en la fuerza política del país. 

La experiencia nos muestra que hay dos panoramas posibles: podemos prever que los institutos políticos se transformen positivamente, o bien, que el sistema de partidos se debilite en gran medida. 

Es imperativo que los partidos se renueven para que puedan subsistir. Deben asegurar la democratización de sus procesos internos, legitimar su organización estructural, elevar la calidad de su programa de acción, impulsar cuadros jóvenes mediante el relevo generacional, así como economizar y transparentar el uso de sus recursos. 

Aún más importante, deben garantizar que aquellos servidores públicos electos a través de su instituto político, ya sean legisladores o integrantes del poder ejecutivo, desempeñen sus funciones con estricto apego a la ley, evitando las prácticas corruptas que tanto han arrastrado al abismo a la clase política. 

Sólo así, los partidos podrán mantenerse en la competencia y reivindicarse ante la opinión pública. De no emprender una etapa de modernización y renovación lo antes posible, se verán en aprietos en elecciones futuras. Esto no significa que los candidatos independientes vayan a ganar todos los espacios, pero sin duda fomentarán una cultura política -con una sociedad mexicana mucho más demandante- que pondrá en riesgo a la partidocracia. 

Partidos políticos, ¿debacle o renovación? Hagan sus apuestas. Al tiempo. 

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