“Solo
aquél que esté convencido de que no se desintegrará aunque el mundo, desde su
punto de vista, sea demasiado estúpido o demasiado mezquino para merecer lo que
él pretende ofrecerle, sólo aquel que sea capaz de decir “¡A pesar de todo!”;
tiene vocación política”. (Max Weber)
Condenarro
De pronto, no puedo decir que
me cayó el veinte, pues los teléfonos de monedas sólo en las películas viejas y
en las estaciones de trenes y autobuses de Europa y el vecino del norte, por
muy trumupdo que esté el cochi... pero sí entré en la cuenta de lo paradójico,
más allá del oximoron y de la aporía, que resulta la realidad del
sudcaliforniano y, por ende, de este bello y rico Estado de la República que ni
está tan lejos de las peñejadas... “La sustentabilidad de un estado con gran
potencial económico a largo plazo amenazada por lo absurdo de la ambición, del
poder”. (yo hace 7 años).
Antes de continuar les
comparto la definición que obsequia Wikipedia a cerca de la denominación:
“actividad económica es cualquier proceso donde se generan e intercambian
productos, bienes o servicios para cubrir las necesidades de las personas. La
actividad económica permite la generación de riqueza dentro de una comunidad
(ciudad, región o país) mediante la extracción, transformación y distribución
de los recursos naturales o bien de algún tipo de servicio”. Partiendo de ésta
premisa, existen, o los expertos así han clasificado en sectores; primario,
secundario, terciario, cuaternario o de información y quinario. De alguna
manera, en BCS se percibe actividad en los cinco sectores. Los recursos
naturales, al que se refiere el primario, son la base de todos los demás, y al
mismo tiempo el más desatendido en cuanto a conservación y de mayor interés en
cuanto a su explotación.
Cierto que, como parte de la
naturaleza humana contemporánea (suponemos que evolucionamos mi es timado
lector), digamos desde los inicios de las “civilizaciones”, precisamos de culpables
para todos los males, incluso los que nos provocamos por provocar a la madre
natura, pero eso ya es otro boleto no pagado. La realidad, por mucho que ciertos
sean los errores y horrores que se originan en Los Pinos y en el palacio de
cantera en México (país) y en BCS respectivamente, somos cómplices por omisión,
a pesar de las muchas protestas, marchas, proclamas, denuncias y etc., que
vemos en toda la geografía nacional, y las que no vemos también. No sólo es
culpa de EPN el incremento de la gasolina y la venta de garage del país; no
nada más a Cameda le molesta que le griten y no es sólo su culpa que se
aprueben leyes absurdas... Más tampoco podemos minimizar su responsabilidad al
entrar en contradicciones tan obvias, absurdas y, para nuestra indignación
personal, en que caen entre el decir, sin saber y en el actuar sin hacer mucho,
independientemente de su protesta cuando toman el “sillón”.
La realidad es que toda la
entidad vive en una constante incertidumbre. El suscrito fue objeto, el día
previo al presente texto, de un intento de extorsión vía telefónica desde un
número con clave de Sinaloa; obvio que mi realidad económica me obligó a
solicitarle al extorsionador su ayuda financiera para pagar la extorción. La
violencia que se ha desatado con énfasis y peculiar efecto de enojo, miedo, impotencia,
frustración masivo de cinco años a la fecha, lo que no quiere decir que haya
iniciado hace cinco años repercute, inefable, innegable e irremediablemente en
la economía, y al mencionar economía me refiero a la doméstica, la pública y la
privada.
Otra realidad es que todo el
Estado mantiene su economía en los recursos naturales, por eso mi comentario en
tal sentido; mas ello no consta para que obste ni obsta para que conste que lo
atendamos como prioridad.
El sector terciario: El
sector terciario se dedica, sobre todo, a ofrecer servicios a la sociedad, a
las personas y a las empresas, lo cual significa una gama muy amplia de
actividades que está en constante aumento. Esta heterogeneidad abarca desde el
comercio más pequeño, hasta las altas finanzas o el Estado. Es un sector que no
produce bienes, pero que es fundamental en una sociedad capitalista
desarrollada. Su labor consiste en proporcionar a la población todos los
productos que fabrica la industria, obtiene la agricultura e incluso el propio
sector servicios. Gracias a ellos tenemos tiempo para realizar las múltiples
tareas que exige la vida en la sociedad capitalista de consumo de masas:
producir, consumir y ocupar el tiempo de ocio.
Los recursos naturales,
como lo percibe el suscrito, al criterio
de los poderes fácticos que sustentan nuestro progreso en el sector terciario.
El sector oficial, que en teoría debiese ordenar y organizar de forma
equitativa para todos los gobernados, incluyendo la inversión extranjera en el
entendido que crea empleos locales, aun con salarios precarios para el
trabajador común, sin que realmente consideren –exceptuando familiares-,
tampoco el empleo de personal económicamente activo menores de 25 años, ni
mayores de 50 en cargos ejecutivos, sin importar su capacitación académica.
Es con base a todo lo
expuesto, y a las imposiciones sin consultar a quienes somos, teóricamente
patrones de los gobernantes que la indignación es mayor. La actitud de los
ejecutivos federal estatal y municipal, en la medida de su jurisdicción y
capacidad, que no criterio, de discernimiento y/o pago de facturas políticas me
lleva a reiterarme, con mayor énfasis, aun cuando en el efecto social resulte
baladí, como un simple y pobre loco peligroso irreverente, irrelevante, irremediable
pero irresistible y real prófugo de la injusticia que la política
socioeconómica le resulta a la solvencia moral.
“Todos los signos
meteorológicos de la economía indican un crecimiento de la no-libertad”. (Max
Weber)
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