Según el reporte “Aviturismo con aves acuáticas y marinas en México”, realizado por Defenders of Wildlife de México, la Universidad Autónoma de Baja California Sur, Escuela Nacional de Estudios Superiores de Morelia y Teyeliz A.C., durante el año 2019, 979,835 personas salieron a observar aves acuáticas y marinas en los humedales de México.
Lo anterior se tradujo en una derrama económica
de 240 millones 664 mil dólares, dejando constancia de la trascendencia que ha
venido adquiriendo esta actividad.
No obstante, el equipo de investigación hace
énfasis en que los humedales sólo abarcan el 6.5% del territorio nacional y
México ha perdido el 62% de ellos. Aunado al crecimiento exponencial de más de
1,500% en el número de avituristas, principalmente en este tipo de zonas, se
está registrando una saturación que puede derivar en la afectación tanto de las
poblaciones de aves, como de sus hábitats.
Tal es el caso de lugares como las Islas
Marietas, en Nayarit; Ría Lagartos y Ria Celestún en Yucatán, que podrían estar
llegando a su límite de capacidad de visitas al año.
Desde la percepción de Juan Carlos Cantú,
director de programas de Defenders of Wildlife de México, el aviturismo es una
industria que seguirá creciendo tanto en número de personas como en derrama
económica, razón por la cual se debe buscar un equilibrio en la actividad para
que beneficie a los sectores involucrados, sin que afecte a las aves y los
humedales que habitan, ya que son muy frágiles y se deben proteger de un
ecoturismo desordenado.
Otro aspecto a destacar, es que 55.3% de los
avituristas que observaron aves acuáticas y marinas en México hace dos años
fueron mexicanos y el 44.7% extranjeros; aunque estos últimos, en tres de las
regiones más importantes para la observación (Quintana Roo, Bahía de Banderas,
Península de Baja California), representaron hasta un 87%.
“Sitios como Guerrero Negro, Alto Golfo y delta
del rio Colorado, y Marismas Nacionales son pioneros de la actividad debido a
los espectáculos formados por las concentraciones de cientos de miles de
especies de aves”, asegura el Maestro Émer García de la Puente Orozco, profesor
investigador de la Universidad Autónoma de Baja California Sur.
El catedrático considera que el aviturismo es
una industria de gran derrama económica que ha beneficiado a las comunidades
pesqueras que se encontraban en situación vulnerable y poco a poco se integran
como prestadores de servicios ecoturísticos, de allí también la importancia de
la conservación de los humedales por medio del aprovechamiento aviturístico
pues es clave para el desarrollo sustentable de nuestro país.
Para el caso de México, actualmente se tienen
registradas 252 especies de aves acuáticas y marinas consideradas para
observación, de las cuales 135 son migratorias y anidan principalmente en los
EUA y Canadá.
De acuerdo con el estudio, muchas se congregan
en parvadas de decenas, hasta cientos de miles durante la migración, y otras
más son residentes y anidan de forma colonial poniendo cantidades similares de
nidos. De éstas, las últimas se consideran muy vulnerables a la presencia del
ser humano, al grado que 56 especies de aves acuáticas y marinas se encuentran
clasificadas en alguna categoría de riesgo, y 2 de ellas ya se extinguieron.
Para el Maestro Gilberto M. González Kuk, de la
Escuela Nacional de Estudios Superiores de Morelia, lamentablemente las aves
acuáticas y marinas se enfrentan a mayores dificultades en aquellos sitios que
se ubican en litorales, como son la pérdida de su hábitat ante la expansión
urbana, contaminación, erosión de cuerpos de agua e inclusive el cambio
climático.
La presidenta de Teyeliz, María Elena Sánchez,
coincide en que el aviturismo es un aprovechamiento sustentable que deja una
derrama económica de miles de millones de pesos al año, constituyéndose además
como una actividad perfecta dese el punto de vista de la conservación y de
beneficio económico para las comunidades rurales.
A juicio de ella, si en el país ya existen
diversas normas oficiales mexicanas que regulan la observación de vida silvestre
como la de ballenas, tiburón ballena, entre otras, la Secretaría de Medio
Ambiente y Recursos Naturales y la propia Secretaría de Turismo podrían
trabajar en una política para reglamentar la industria del aviturismo.
Con ello se protegerían las aves y sus
hábitats, pero también se garantizaría que la derrama económica se distribuya
equitativamente, especialmente en las zonas rurales donde habitan las especies,
subrayó.






0 comentarios:
Publicar un comentario